María Abril Fígares

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"Re-encontrar nuestra Identidad en una pausa"

2º Parada
Un Acceso a la Realidad - Sri Ram
agosto 20, 2021

En el escenario descrito en la primera parte de esta reflexión, al principio del camino con nuestra mente, es como si estuviéramos en un túnel de techo bajo, largo, sombrío, con un intenso frio seco, con malas hierbas y bien escarpado. Una alegría vamos. Una piedra de toque, para avanzar por este inhóspito paisaje en el que nos hallamos, es que tenemos que entender, que cada sensación, ya sea de placer o dolor, nos condiciona, bien por apego o bien por temor. Hay que escudriñar muy bien, como es el “deseo”9 más primitivo. Porque su forma de actuar es realmente un foco de continuo malestar. En primer lugar, debemos ver su mecanismo: un deseo mundano, en mayor o menor intensidad, nos provoca cierto placer hacia algo o alguien, esa sensación se une a nuestra mente como pegamento y la memoria nos suplica una y otra vez que lo rememoremos nuevamente. En realidad, ese anhelo constante es lo que produce dolor. Porque nos duele, cuando aún no lo hemos alcanzado y nos sigue doliendo, cuando lo hemos conseguido y queremos más. Es como una adicción. No es sano, ni siquiera satisfactorio. En segundo lugar, debemos evitar reprimirlo, porque sería aún peor que se haga mayor en la sombra y que vuelva contra nosotros con más fuerza. Lo que debemos practicar cuando llegue, es contemplarlo mientras dure y dejarle ir de forma natural, sin implicarnos. Lo cierto es que si está con nosotros, es porque nos enseña algo para nuestra evolución10 personal. Hay que tener en cuenta que este argumento tampoco significa que tengamos que prescindir de todo lo que sea agradable, “pues todas las experiencias son agradables o dolorosas en algún grado, y no podemos evitar las experiencias”11. Pues bien, a todo este proceso, de despiece consciente y ver su falso ser, lo podemos llamar des-ilusión12. Como diría Buddha, hay que apagar el yo personal: yo soy esto, yo soy aquello…que aunque parezca tan real, es una mera apariencia, ya que cambia continuamente. Este adiestramiento mental y espiritual no es fácil, es un proceso interno lento y tedioso, que constantemente, hay que ponerlo en relación con nuestra forma de vivir, es decir, en práctica.

Las escuelas antiguas, consideran que el peor error que nos mantiene en las tinieblas, justo donde estamos, en el gélido y oscuro túnel, es la distinción que hace la mente entre yo / y otro13

Menos mal que tal separación la podemos diluir paulatinamente, en la medida que empleemos nuestra manera de vivir para fines cada vez menos caprichosos o egoístas. Así obtendremos de forma directamente proporcional más capacidad de amarlo y disolver esa dicotomía, que tanto nos retiene para regresar a casa. 

Por tanto, para ir avanzando y encontrar nuestro hogar, debemos retirar esas malas hierbas que hay en el camino. Mientras lo vamos haciendo, vemos que el túnel llega a su fin y aparece ante nosotros, un terreno menos árido, más llano y con una temperatura aún fresca, pero más llevadera. Hay una estrecha vereda de tierra. Y encima de nuestra cabeza un gran cielo nocturno, aunque nublado. En ese instante, aparece ante nosotros, un medio de transporte, que nos ayudará a llegar a casa. Se llama Imaginación. Su aspecto es etéreo y tiene una energía que incita, con su aroma a bienestar, a entrar en su interior y viajar con ella. Sri Ram, nos previene que antes de que le concedamos nuestra confianza a la imaginación, la pongamos previamente en cuarentena, para investigar el motivo de querer ayudarnos14. Si ella nos quiere llevar en su vaporoso carruaje, con unas energías que provienen de experiencias de nuestro pasado, atendiendo a gustos y antipatías personales, hemos de descartarla inmediatamente, porque no ayuda en nada ofrecer a nuestros pensamientos tal opacidad. Es más, la podemos llamar fantasía y sin más, nos bajamos de ella. No queremos más nubes, queremos ver la luz del día y por la noche, poder contemplar las estrellas, que aún no las vemos. Ahora bien, tras estar con ella, comprobamos que no es fantasía sino realmente imaginación. Ella quiere llevarnos a nuestro hogar sinceramente, porque presentimos, que el lugar donde nos va a llevar, no tiene nada que ver con nuestras experiencias pasadas. 

Ella, la imaginación, construye un puente desde nuestra mente a lo desconocido, que se materializa en el paisaje de este viaje. “La imaginación ensancha la mente, porque nos eleva a niveles superiores y crece nuestra sensibilidad”15. Capta ideas sutiles de lo no visible y las materializa16. “Da alas a la mente”. Ella es superior a la propia razón, porque crea y no meramente registra17. Con la imaginación se crea lo Ideal. Se une el material que tenemos, con la parte más elevada y sensitiva de nuestra inteligencia. Si el ideal que creamos son cualidades más elevadas como belleza, pureza, bondad, aunque sea desde nuestra interpretación coloreada, por nuestra forma como individuos, nos acerca a algo superior desconocido y espiritual que no conocemos, pero que de ese modo, quizás si podamos sentir18.

El puente que ha construido nuestra imaginación es ancho, de piedras claras y oscuras. Éste pasa cruzando un pequeño riachuelo, que proviene de la cima de una alta montaña, que se ve a lo lejos. Su agua chapotea graciosamente al pasar muy rápido, chocando con pequeñas piedras que ella misma arrastra a su paso…Hay una magnífica noche estrellada. Al pasar el puente, llegamos a las puertas de un gran edificio antiguo de piedra y mármol. Se parece a cómo pudiera haber sido la primera biblioteca de Alejandría, con Alejandro Magno. A su entrada, la custodian dos enormes esfinges egipcias, con una policromía tan exquisita, que no parece de este mundo. Hacemos una parada en nuestro camino y entramos. Hay un patio. En él un espacio rectangular, con un musgo verde muy fresco, dentro, un estanque circular, con agua quieta y cristalina. Y justo en medio, se eleva una especie de altar, en el que hay una llama intensa de fuego. Sri Ram nos explica, que representa el ciclo de existencia terrenal del hombre19. Este ciclo, tiene un movimiento primero de descenso y luego de ascensión. Abajo está la tierra, el musgo, que representa la materialidad. Luego el Agua, el estanque, que son los niveles psíquicos. Y por último, el Fuego, la llama que arde, el más puro de todos los elementos, simboliza el Espíritu, Energía espiritual, Logos, Principio primero, la Voluntad de manifestarse la inteligencia perfecta (noúmeno). Primero, el hombre desciende del fuego-agua-tierra y luego, asciende: tierra- agua y finalmente al fuego20.

Entramos al interior del edificio. Aunque es muy grande, uno se siente arropado en su interior. Huele a incienso. No hay mucha luz, pero se ve perfectamente. Miramos a nuestro alrededor y comprobamos, que todas sus paredes están llenas de libros. Unos son tablillas, otros papiros, otros rollos enrollados, otros cueros escritos, otros libros escritos a mano y otros muchos libros de imprenta. Es como sí todo el conocimiento del ser humano a lo largo de su existencia estuviera contenido en ese sublime espacio. Es el lugar donde se reunían los primeros Teósofos. Ellos atesoraban la sabiduría antigua, que es una asimilación filtrada en su esencia primera, de filosofía, ciencia y religión. Se puede denominar filosofía espiritual. Se estudia tanto lo subjetivo como lo objetivo, aunque en unas frecuencias más sutiles, que las vibraciones que afectan a nuestros sentidos normales. Nos ayudan a comprender que tenemos que estudiar las cosas de manera profunda y en primera persona, para poder, a su vez, ponerlo en práctica. Sabiduría en la acción una enseñanza profunda. Desde cierta perspectiva, nos lleva por un atajo. Porque nos muestra verdades sin velo. La cultura (arte, literatura, música, matemáticas…) toca vibraciones más sutiles, que nos pueden indicar la melodía cósmica hacia dónde dirigirnos21, aunque nuestro progreso es inexorable, ese tipo de ondas son una especie de tirón hacia tal avance.

En el centro del interior de tan solemne edificio, bajando unas escaleras de mármol blanco con vetas azules grisáceas, se exhibe un gran libro desgastado, pero aún en buen estado, abierto prácticamente por la mitad.

Al acercarnos, aunque está escrito con unos signos que no son conocidos, podemos entenderlo. Existe una realidad única y absoluta, imperecedera, que es un principio, orden o síntesis, causa de la armonía fundamental y profunda de todo el universo. Esta realidad es la verdad en sí misma. La Realidad absoluta, es Una, y cuando se manifiesta surgen los opuestos: Espíritu y materia, que son íntimamente inseparables22.

En ese preciso momento, un soplo de aire nos traspasa, es como si escucháramos la vibración de una nota musical que estuviera en sintonía con lo más hondo de nuestro ser. Y de ella, nos viene una certeza intuitiva de que esa realidad del libro es nuestro hogar y que está dentro de nosotros. No tenemos que buscarlo fuera en un lugar remoto. Seguramente esto es un acto reflejo de nuestra mente, que acostumbrada a mirar continuamente hacia fuera para buscar respuestas creyó, erróneamente, que nuestra casa estaba lejos.

Esas reflexiones nos llevan por un momento a dudar si ese magnífico edificio lo hemos soñado. El caso es que no parecía un sueño, si no que había sido tal real como cuando estamos despiertos. Entonces, ¿pueden los sueños y la vigila ser una misma cosa? En realidad, sí. Pero sólo cuando las nubes de la mente desaparecen y dejan pasar la luz de sol, entonces “no hay ilusión ni engaño posibles para el ojo que percibe. Para el hombre realizado espiritualmente sueño y vigilia son una misma cosa”23


MAF

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[9] Un acceso a la Realidad, 56.

[10] Un acceso a la Realidad, 57. El deseo por sí mismo no es malo, como explica Sri Ram, nos enseña algo. Pienso que los deseos con aspiraciones elevadas son los que nos impulsan a ser mejores. Ahora bien, el deseo desaparece necesaria y completamente con los Nirmânakâyas. Ellos, aunque se han ganado el derecho al Nirvana, renuncian a él y deciden permanecer invisibles en espíritu en la tierra para ayudar por compasión a la humanidad, como explica Blavatsky en “La Clave de la Teosofía”. Ellos, por tanto, ya no necesitan el motor de los deseos para evolucionar.

[11] Un acceso a la Realidad, 57

[12] Un acceso a la Realidad, 15. El proceso de des-ilusión es hace para limpiar y despejar la mente de falsos hábitos, deseos o pensamientos. Más adelante se verá que tras este borrar lo falso, en el camino para llegar a nuestra verdadera identidad o autorrealización, es necesario re-crearse, hacer de nuestra vida una obra de arte.

[13] En la Voz del Silencio de Blavatsky, también se explica este gran error de separar el yo / y el otro, llamado “la gran Herejía”. Y también aparece como un obstáculo en el libro “Yo soy Eso” de Sri Nisargadata Maharaj. En “Fausto” de Goethe. Y en otros muchos. Porque para el progreso hacia la Realidad es esencial investigar esta dicotomía profundamente arraigada y es necesario comprender desde la mente y en la acción, la naturaleza cambiante del yo personal y por tanto lo no real, para disolverla de forma definitiva.

[14] Un acceso a la Realidad, 35.

[15] Un acceso a la Realidad, 36.

[16] Un acceso a la Realidad, 32.

[17] Un acceso a la Realidad, 32.

[18] Un acceso a la Realidad, 37.

[19] Un acceso a la Realidad, 42.

[20] Podemos contemplar ese movimiento del ciclo del hombre, en tanto que humanidad, como una parábola, desde la perspectiva de la Geometría sagrada. La curva comienza con el ser humano descendiendo al mundo material y posteriormente, asciende cuando éste se eleva hacia el mundo espiritual. Es decir, cuando completa su evolución y re-encuentra con su identidad.

[21] Un acceso a la Realidad, 35.

[22] Un acceso a la Realidad, 29-31.

[23] “El hombre espiritual es el que ha cortado completamente con todo eso”, “ha trascendido el estado de vigilia y vive en un estado de sueño en el sentido más maravilloso”, según nos explica Sri Ram. Un acceso a la Realidad, 16.


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