Continuando nuestro viaje, nosotros sin saber del todo si estuvimos o no en ese edificio antiguo y especial con sus libros antiguos, descrito en la segunda parte de esta reflexión, pero sin la duda de saber que volvemos a casa, continuamos nuestro viaje. Notamos como el sol nos calienta levemente el rostro y nos aporta una energía muy renovada. El paisaje parece cambiar por segundos. Florecen miles de flores, con variados y dulces aromas, se oye el cantar de los pájaros, una brisa suave y delicada nos acaricia. El viento ahora sopla en sentido apropiado. Y proseguimos nuestro viaje con nuestra mente y nuestra querida imaginación. En un momento dado, perdemos la noción del tiempo, disfrutando de cada una de las maravillas que nos está proporcionando la naturaleza, observamos que cada planta, cada flor, cada animal que se presenta ante nosotros son realmente bellos, diferentes y únicos, y a un tiempo los percibimos totalmente integrados, como si cada uno de ellos fuera una de las notas que conforman una gran sinfonía, intuyendo que sin éstas no existiría tal melodía.
El soplo de aire que antes nos traspasó lo hizo de nuevo. Pero ahora ya sabemos lo que es. Es un Ángel24, que de forma inesperada y celestial vino a nosotros. En ocasiones, si la estela del viento de una persona está bien orientada, él sopla su luz divina. Y muestra presagios de futuro contenidos en el ahora. A nosotros a modo de intuición, nos susurró íntimamente, que cada cosa que existe en el universo está estrechamente relacionada. Y lo que le pasa a una de ellas, afecta a las otras directa o indirectamente y de modo recíproco, porque todas las cosas están íntimamente conectadas25.
Nosotros además de relacionarnos con las cosas, estamos relacionados con otros seres humanos26, en tres planos distintos: pensamientos, sentimientos y acción física. Existen relaciones ambientales, externas y materiales, propias del Karma, con un tiempo, lugar y circunstancia dada, que hay que tomarlas como vienen. Y hay otro tipo de relaciones, que son de consciencia o de vida. Son relaciones internas, de afinidad, de Espíritu. Son la Realidad pura y se manifiesta como la oportunidad que tenemos para dar nuestra calidad especial como individuos.
Frecuentemente, estamos en conflicto con los demás por nuestra falta de profundidad y de contacto interno. Cada uno de nosotros estamos encerrados en nuestra concha27. Tenemos que salir de nuestras limitaciones. Cada uno de nosotros, con nuestra singularidad (temperamento, genero, raza, religión…), debemos alcanzar nuestro brillo apropiado, nuestra mejor versión, que está en nosotros de forma latente. Es entonces, cuando se expresa la ley de la recta relación y se restaura el equilibrio perturbado de la naturaleza. Porque esa versión mejorada, toca la vibración que mejor coordine con las otras. “Todos los opuestos, son en realidad complementarios”28. Y esto, es lo que diluye la línea falsa de demarcación entre yo / el otro, que parece que nos separa irremediablemente. Así emerge el ideal de Fraternidad, que es en esencia desinteresada, que arropa con su capa muchos otros nobles ideales: Justicia, Libertad, Cooperación29. Por ello, la relación entre los hombres y por extensión con todo el cosmos, se torna inegoista. Todos, desde esta nueva dimensión, somos uno y también por separado, un “ser sin yo”30, Ego divino e inmortal, amor puro y relación interna, perfecta y dinámica.
Según nuestro desarrollo subjetivo en este viaje, una entrada de puro ser a través de nuestra consciencia, que está despertando, hace que seamos más receptivos, y también supone apreciarlo, cada vez en más aspectos de nuestra vida. Una persona totalmente espiritual es eternamente joven, en el sentido de que su ser brilla como fuente creadora de vida. Y esto, le concede una imagen vital y fresca. Así que nuestra primera creación, para llegar a ese puro ser, después de haber allanado nuestro camino y quitado las malas hierbas de nuestros falsos mecanismos mentales, consiste en re-crear los pensamientos y los actos de nuestra vida. Es una autorrealización desde el punto de vista de ser como fuente de creación31.
Ahora el verdadero avance en la dirección de nuestro viaje, está en sentir el Interés supremo, Amor universal, donde lo no conocido toca lo conocido. Y es importante que toque lo conocido, para que haya algo que podamos modificar32. Querer instalarnos en una pura abstracción de la Realidad Absoluta, no es lógico, no es dinámico, no hay progreso. Es un callejón sin salida. No obstante, afortunadamente, ese verdadero Interés Universal está en nuestro interior, en nuestro corazón. Si somos capaces de tocarlo, aunque sólo sea un instante, retirándonos de todo lo demás, seremos capaces de extraer de ese momento, un sentido de unidad con un valor imperecedero que no se nos escapará ya más33. Dicho de otro modo, percibir la verdad en sí misma que está en nuestro corazón está esencialmente unido con ponerla en acción. Porque “subjetivamente percibimos y objetivamente creamos”34.
Hacemos un último alto en el camino. Si hemos constatado que no somos nuestro yo personal de enredos, de emociones, pensamientos y vivencias unidos a deseos y temores, que se repiten sin cesar. Si luchamos desde el corazón para librar poco a poco de malas hierbas nuestro suelo interior desprendiéndonos y desapegándonos de todo lo que es cambiante e ilusorio. Si insistimos en practicarlo en nuestra vida diaria. Si intentamos comprender todo lo que nos rodea en su infinita belleza con sus diferencias y de forma esencialmente simultánea, siendo todo uno. Si nos borramos y re-creamos nuestra vida como si fuera una obra de arte. Si sentimos intensamente en nuestro interior aquello que siempre está presente, realidad intemporal, interés universal, tal y como hemos ido comprendiendo en la acción con nuestro recorrido con Sri Ram, entonces, realmente nos podemos preguntar: - ¿Quién soy yo? En esta pregunta hay una transformación35. La consciencia hace un giro en su engranaje. En esta parada de nuestra existencia, nos bajamos del mundo. Y nos ha permitido discernir y sentir de otra manera más intuitiva y creadora. En este parón brota nuestra propia identidad. Ser sin un Yo. Un “Siendo solo”36. Sri Ram nos hace una última y clarificadora sugerencia, nos invita a investigar lo que es la realidad en sí misma, desde el concepto de “autoencierro” de Krishnamurti, que a su vez está en la misma línea de los conceptos de “soledad creativa”, “Ser Unitotal” o “Siendo solo”. Él utiliza la expresión de “auto-encierro”37 en dos sentidos distintos. Uno, como concha endurecida o prisión, que nos instala en una mente con sus limitaciones, sin posibilidad de sentir vibraciones más finas. Y otro, que es el que aquí nos inspira, “auto-encierro”, en tanto que “solo conmigo mismo”, círculo único y completo en total comunión con el universo.
Realmente nuestra intuición38 busca algo más, más allá de la materia y del mundo exterior que le rodea, del mismo modo que la luna influye íntimamente en todos los líquidos que hay en la tierra, ella ejerce esa atracción interna sobre nosotros y actúa inexorablemente. En la marea de pensamientos, sentimientos o emociones imaginados y vividos cada vez más puros, sensibles y receptivos, la consciencia trasciende a nuestra mente y atrae a lo real cada vez más cerca.
Aquí llegamos al final de nuestro viaje, estamos a las orillas del inmenso mar con un color azul penetrante y sin pensarlo ni un solo segundo nos zambullimos en el de cabeza. Notamos rápidamente su frescor y respiramos perfectamente en su interior. Es un espacio interestelar. Es una pausa fuera del tiempo donde aflora nuestra verdadera identidad. Ser sin ataduras, sin cuerpo, lleno sin contenido, alegría inefable.
MAF
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[24] El Ángel, es ese agradable e inesperado guía sutil que adelantamos que aparecería en nuestro sendero. Se muestra desde nuestra intuición. Un acceso a la Realidad, 16.
[25] Un acceso a la Realidad, 51.
[26] Es el dibujo geométrico que representa, la ley de la recta relación de los seres humanos, que ilustra está reflexión. Lo Uno en lo múltiple en sintonía celestial. Un acceso a la Realidad, 23.
[27] Un acceso a la Realidad, 25.
[28] Un acceso a la Realidad, 24.
[29] Un acceso a la Realidad, 26.
[30] Un acceso a la Realidad, 26.
[31] Este proceso de re-creación sigue al proceso de des-ilusión, de limpiar falsas creencias y actitudes explicado más arriba.
[32] Un acceso a la Realidad, 19.
[33] Un acceso a la Realidad, 20.
[34] Un acceso a la Realidad, 18.
[35] Un acceso a la Realidad, 47. Consiste en llegar a ser lo que es, que es en esencia lo mismo que era de forma latente, sin embargo, ahora lo es en potencia.
[36] Un acceso a la Realidad, 55. Sri Ram, hace referencia a ese término de Krishnamurti, según lo dicho, como clave para entender el acceso a lo que es la auténtica Realidad, que nos encamina y sumerge en su libro. “Por cierto, hay una diferencia entre ese estado de soledad (loneliness), que implica sentirse solo, solitario (lonely), y el otro estado que implica ser solo, libre, no depender de nadie (alone). La primera de las soledades es la esencia del proceso de autoaislamiento. Cuanto más consciente es uno del sí mismo, tanto más aislado está, y la conciencia del ‘yo’ es el proceso de aislamiento. Pero la otra soledad (aloneness) no es aislamiento, y existe sólo cuando ha dejado de existir la soledad del aislamiento. Es un estado en el que ha llegado completamente a su término toda influencia, tanto la externa como la interna de la memoria; y sólo cuando la mente se halla en ese estado de soledad creativa, puede conocer lo incorruptible. Pero para llegar a eso, debemos comprenderla soledad que implica este proceso de aislamiento constituido por el ‘yo’ y sus actividades. Así, pues, con la comprensión respecto del ‘yo’, comienza a terminarse el aislamiento y, por lo tanto, llega a su fin el estado de soledad que el aislamiento origina” (El amor y la soledad, p.17).
«Esta unitotalidad no es dolorosa, temible soledad. Es la unitotalidad del ser; es incorruptible, rica, completa. Ese tamarindo no tiene otra existencia que la de ser él mismo. Así es esta unitotalidad. Uno está solo, como el fuego, como la flor, pero no se da cuenta de su pureza y de su inmensidad. Uno puede verdaderamente entrar en comunión sólo cuando hay unitotalidad. Ser unitotal no es el resultado de la negación, del autoencierro. La unitotalidad es la extin- ción de todos los motivos, de todas las persecuciones del deseo, de todos los fines. La unitotalidad no es un producto final de la mente. No podéis desear se unitotales. Tal deseo es simplemente un escape a la angustia de no ser capaz de comunión» (Comentarios sobre el vivir, 1.ª parte, p. 15).
[37] Un acceso a la Realidad, 55.
[38] Un acceso a la Realidad, 38. Intuición como facultad superior a la razón y forma de conocimiento directo a lo desconocido.