Damos la bienvenida al concepto “ternura”. Viene a nosotros no como cualidad de alguien o algo, sino como una brisa que trae consigo una limpia fragancia suave.
En forma de sueño la brisa suave recorre las cimas de las montañas más altas del mundo y respira el aire fresco que desprende la nieve.
Esta nieve blanca, no ha sido pisada aún por algún ser humano o animal. Vive sin perturbaciones ajenas a su propia naturaleza. Y cuando nuestra suave brisa la roza, se lleva consigo esa esencia de vida aún no tocada por otra materia que no sea ella misma.
Nuestra suave brisa continúa su ensoñación, surcando el inmenso océano acompañándolo en su oleaje acompasado por la luna. Hay momentos tranquilos, donde nuestra ternura reconoce a su nuevo aliado dentro de su más profunda serenidad. Pero otros más tempestuosos, donde ella observa un combate bravío entre las olas al luchar unas con otras al querer erigirse tan sólo una de ellas por encima de las demás como gran vencedora de esa interminable batalla. En ese instante, percibe la imperiosa necesidad del océano de conquistar nuevos desafíos sin límites y sin fin.
Esa naturaleza de lucha inmanente y continua de nuestro gran mar, junto a la inmensa tranquilidad de su fondo, también los acoge consigo nuestra brisa.
Ella, la ternura como brisa, ahora persigue a Morfeo y penetra en las aguas subterráneas del mundo donde adquiere una nueva visión. Él con su atracción onírica, la conduce por entre dentro las grietas de esos submundos hasta las profundidades mismas de su núcleo. Allí, siente las tinieblas, para su sorpresa, con el calor propio del mismo Sol.
Esa sensación térmica y lumínica en las sombras impulsa rápidamente a nuestra brisa-ternura hacia el exterior y simultáneamente, la mantiene fuertemente viva en su corazón como la llama de ardiente fuego que rescató.
Ciertamente, la pureza de la nieve virgen de las más altas cumbres, la serenidad y lucha eterna que brinda el océano y el calor-luz nacido de la penumbra donada por el núcleo-sol de la tierra, son las etéreas y cristalinas imágenes-símbolo que la ternura absorbió en su subconsciente como divino germen de una futura semilla.
Aquí, acontece el ser desvelado de "ternura", porque cuando va a nacer como emanación volátil de tenue olor, es consciente que lo hace tan sólo como un paso evolutivo más para poder llegar a realizarse plenamente en un futuro... Seguramente para poder llegar a desplegar su fragancia y delicadeza como la flor más bella que mora en este mundo. Sin embargo, ella sabe que sus soñados presagios aún están latentes.
Nuestra ternura como aroma suave y cálida va a emprender el vuelo hacia la vida y deberá desarrollar las exquisitas excelencias que le han sido reveladas en sus sueños para que con el tiempo y la acción apropiada complete su destino: comprendiendo y aceptando ser el ente que aún no ha llegado a ser y a un tiempo, llegará a ser.
MAF