El agua de mar, que llena todo el espacio acuático, es una solución sumamente compleja de una gran variedad de elementos. En general hay disueltos en ella gases, sales minerales, materia orgánica y también materia orgánica sólida en suspensión. Son elementos muy variados por sí solos con distintos modos de subsistencia, sin embargo, esencialmente unidos y morando en el mismo hábitat.
Del mismo modo, la Constitución Septenaria1 es una clasificación de elementos que llena absolutamente todo: desde nuestro Sistema solar hasta la última partícula más minúscula que pueda existir, incluyendo los inconmensurables "entre" o "espacios vacíos" que llenan todo ese escenario. Pues bien, también está compuesto por diversos componentes igualmente entremezclados con diferentes cualidades, densidades, funciones; que se agrupan entre sí con una existencia simultáneamente independiente y dependiente de lo que nos rodea.
Teniendo presente lo anterior, en La clave de la Teosofía, se concreta esta clasificación para distinguir los elementos que componen al hombre2.
La clasificación Septenaria en el hombre se divide en cuaternario inferior y triada superior. Como diría Platón, la primera, es la parte terrestre y la segunda, la parte celeste.
El cuaternario inferior se subdivide en los siguientes principios:
1. Rupa o Stula-Sarira. Es el cuerpo físico, vehículo de todos los demás principios durante la vida.
2. Prana. Es el Principio Vital o Vida. Son las funciones de cerebro físico. Y “la fuerza o energía de Âtma, sus efectos más físicos”3.
3. Linga Sharira. Es el cuerpo Astral, las emociones, el doble o cuerpo fantasma.
4. Kâma-Rûpa. Son los deseos animales y pasiones. Y la línea que separa al hombre mortal de la identidad inmortal.
Y la parte eterna, es la triada superior (Espíritu o Individualidad Espiritual):
5. Manas. Es un Principio Dual en sus funciones:
- Manas Superior, es cuando enfocamos nuestra atención hacia lo elevado, hacia el Nous, iluminado por Buddhi.
- Manas Inferior que es cuando dirigimos nuestra mirada hacia lo terrenal, hacia Kâma-Rupa. No tiene reflejo de Buddhi. Por ejemplo, los materialistas.
6. Buddhi. Es el vehículo del Ego Espiritual.
Pensamos que se puede entender mejor viéndolo como un puente, incluso un cable que une, que lleva, el brillo de la intuición, desde aquello que no conocemos de la Realidad a lo que si conocemos.
7. Âtma. Se denomina también Brahma, lo absoluto. Es nuestra parte de luz irradiada por Dios.
Hay que tener muy presente que “personalidad” no es lo mismo que “individualidad”. La “personalidad” es el actor pasajero y personal de la vida. Es el sentimiento de "Yo soy esta persona con este nombre y estos apellidos", fugaz y finito. Nuestra personalidad en cada nueva vida tiene una serie de atributos o skandhas, que desaparecen4 en cada reencarnación. Y en cambio, la “Individualidad Espiritual”5 (la Triada), es aquello que permanece en cada reencarnación y va al Devachán.
Esta clasificación es esencial comprenderla y verla como se ha explicado, asemejándola a cómo se comportan elementos del agua marina, es decir, no como compartimentos estancos separados unos de otros, sino entremezclados y con existencias propias y diversas dentro de un todo, que no se detiene en el hombre, sino que estos elementos se esparcen por todo lo que nos rodea.
MAF
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[1] La clave de la Teosofía, 65-69.
[2] Helena P. Blavatsky advierte que la terminología suele ser un foco desafortunado de discusiones. Por este motivo, la clasificación expuesta pretende ser sencilla y con un solo término claro, para que no haya lugar a malas interpretaciones.
[3] La clave de la Teosofía,125.
[4] En realidad si bien algunos desaparecen otros permanecen flotando como gérmenes en la atmósfera esperando que volvamos a reencarnar. Esto refleja que las proyecciones de causas-efectos de La ley del Karma son bien precisas y hechas a medida para cada uno de nosotros. La clave de la Teosofía,110.
[5] También denominada por Helena P. Blavatsky Ego real o Yo superior eterno.