María Abril Fígares

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La Simulación y el Elixir de lo Real

agosto 13, 2021
“El Universo podría ser una simulación virtual y nosotros personajes que experimentan la sensación de estar en él1”.
¿Puede ser el Universo, en concreto nuestra propia vida, una simulación programada? 

Desde una perspectiva informática, se puede demostrar que no vivimos en algún tipo de simulación realizada por un gran ordenador. Los ordenadores para poder ejecutar sus programas necesitan trabajar con límites enteros. Como en nuestro mundo existe el número pi que tiene decimales infinitos, entonces ese ordenador no lo podría procesar. Por consiguiente, la vida y nosotros mismos no podemos ser una simulación. Ahora bien, este argumento se puede responder con ciertas réplicas. Una podría ser desde otra explicación diferente pero también en términos informáticos2. Y otra, que es la que aquí interesa en una línea más dialéctica para rebatir la tesis de que la vida no es una simulación. Se podría añadir que nos han introducido la sensación programada de que este número pi lo percibamos como decimales sin límite y aunque a nosotros nos parezca interminable, desde la perspectiva amplificada de este tipo de máquina pueda ser de hecho en su paradigma un número limitado. Y por tanto, su hardware sea posible y la vida pueda ser una simulación. 

Existe otra respuesta que aparece en otro artículo en contra de esta cuestión desde una perspectiva más filosófica3. Adelantamos que aunque en un principio puede parecer que nos convenza más que la explicación informática expuesta anteriormente, vamos a intentar mostrar que tampoco es una exposición genuina para clarificar si la vida es o no irreal. Pues bien, en ese artículo se expone que se podría concebir simular medianamente bien con un programa de ordenador, por ejemplo, una vaca. Pero lo que no parece muy posible es que esa vaca copiada pueda dar leche. Estamos de acuerdo. También formula que para que este programa pueda emular los aspectos emocionales o volitivos, los deseos de las personas, tendría que romper totalmente con la línea de evolución e investigación de la tecnología que tenemos en la actualidad. Lo que sería enormente improbable. Lo cual también parece coherente. Ahora bien y aquí nuestra contra réplica, podemos pensar que ese programa de “juego de la vida” nos ha creado en un entorno donde la informática que utilizamos sea infinitamente más básica que la que utiliza el programa real de esta simulación. Así que podríamos seguir afirmando que la vida es una simulación. 

Ahora bien, a pesar de poder refutar las teorías sobre que la vida no es una simulación sino que es real, mantenemos que nuestra certeza sobre si la vida es o no real no debe sustentarse en explicaciones informáticas o en general conceptuales de ningún tipo. En el sentido de ser por un lado, impresiones justificadas a partir de nuestros sentidos en relación al mundo externo. Es decir, de lo que YA conocemos. Y por otro, por ser experiencias compartidas por todos nosotros.  

Para mostrarlo y no ir muy atrás en el razonamiento podemos partir de la premisa bien cimentada por Sri Ram en “Acceso a la Realidad” que la Realidad no es objetiva, sino subjetiva4. Aclaramos que es un hecho que cómo todos percibimos es en cierto modo una realidad de nuestra situación actual. No obstante, afinamos comprendiendo que aquellos que tengan una sensibilidad más sutil pueden intuir que tras esa “realidad actual” en la que estamos inmersos, se oculta la verdadera. Como enseña Sri Ram y los que “saben”, esa percepción más fina es verdadera. La Realidad está velada y la vida tal y como la conocemos es pura ilusión. Desde este punto de vista, la vida si puede ser una “simulación”. En realidad, si lo pensamos con atención, la forma de interpretar el mundo que estamos investigando como una especie de videojuego fantástico y nosotros como sus personajes no nos está proponiendo nada nuevo. Ese programa simulado se puede ver perfectamente como una forma, en terminología postmoderna de nuestra era tecnológica, para referirse a lo mismo que desde hace muchos siglos atrás se nos ha revelado pero no terminamos de asimilar. La vida es Irreal. Podemos incluso ir más allá y afirmar que tanto lo que percibimos del mundo material como nuestros sentimientos o pensamientos, como fenómenos que se muestran en nuestro mundo externo o interno están constantemente cambiando. Y si todo ello cambia, no es permanente. Y si no es fijo o duradero, difícilmente puede ser real.  

Ahora bien, si se acepta esta perspectiva subjetiva expuesta de la vida como irreal, sería esencial saber cómo podemos distinguir lo Irreal de lo Real. Para verlo continuamos de la mano de Sri Ram, ahora desde su libro “El interés humano”. Él nos enseña que “la materia [todo lo percibido] es una sala de espejos”5 de lo Real. Así, la Realidad solo puede aparecer ante nosotros como un mero reflejo, esto es, se muestra necesariamente como una inversión de lo que acontece en nuestra existencia ante nosotros.

Por lo dicho, ahora podemos llegar al fondo de la cuestión de la tesis afirmada más arriba. Primero, que no se puede saber que es lo Real desde las explicaciones en general conceptuales de esos artículos por muy convincentes que sean6. Porque nacen de descripciones con atributos concretos a partir de percepciones sensoriales de lo conocido. Y sin embargo, la Realidad tal y como se ha explicado, no se puede expresar a partir de los sentidos, de lo que percibimos, sino en oposición a lo ya dado o dicho de otro modo, negando lo conocido7. Y segundo, que tales explicaciones por ser experiencias compartidas tampoco pueden contener lo Real. Porque lo Real no está al alcance de todos nosotros por igual8. Un ejemplo: la experiencia de escuchar música en cada uno de nosotros aparece ligada a una serie de sentimientos, sensaciones o incluso energías desconocidas como movimiento del espíritu totalmente subjetiva. Por este motivo, cada uno de nosotros la siente de manera diferente y no es una experiencia generalizada. De igual modo, la experiencia de conocer lo Real tampoco se puede comunicar de un individuo a otro por la mera descripción de esa experiencia. Es intransferible, hay que vivirla en primera persona y por ello, no puede ser común para todos nosotros. Su calidad de ser única y original es precisamente lo que imprime su carácter de ser Real.

Llegamos a lo Real de una forma íntimamente individual. Es un proceso arduo, fruto de mucho esfuerzo, no inmediato, que se realiza en el tiempo a lo largo de muchas vidas. Sin embargo, hay un repentino y lúcido momento, solo para aquellos que han consagrado conscientemente su destino en esa dirección. Éste aparece en el preciso instante en el que ya nos hemos saciado profundamente de las experiencias mundanas pasadas. Y paulatinamente, mediante un ejercicio activo y honesto de discernimiento hemos aprendido a visualizar los principios limpios y puros que se ocultan tras esas repetidas experiencias para desenmarañar el lio de ovillo existencial donde estamos tan sumamente enredados.

Entonces, salta una chispa9. Comenzamos a intuir lo que está en lo más interno de nuestro corazón sin miedo, sin hábitos, sin ira, sin ambiciones. Porque deshacer los nudos del hilo de la vida llena de una profunda y eterna oscuridad al egoísmo. La puerta divina de lo Real se abre y sentimos calor que desprende lo que ya existía en nosotros pero permanecía escondido ante nuestros sentidos, una llama que arde, AMOR PURO. El único elixir que al beberlo desprograma el irreal código fuente de la simulación de nuestra vida para que acontezca lo REAL.

MAF

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[1] Esta idea es semejante al tema de la primera película de Matrix. Es una noticia que aparece hoy en la web de 20 Minutos. en el apartado de Ciencia:

https://www.20minutos.es/noticia/4666150/0/el-universo-podria-ser-una-simulacion-virtual-y-nosotros-personajes-que-experimentan-la-sensacion-de-estar-en-el/?autoref=true

[2] Se explica que hoy en día si es posible programar con el número pi con JavaScript. Plazti una web de lecciones educativas, área de programación: 

https://platzi.com/tutoriales/1050-programacion-basica/3590-calcular-el-valor-de-pi-con-javascript/ 

En líneas generales, se puede programar con un número como pi, porque solo se necesita el tiempo para elaborar esos procesamientos. Este programa en concreto de JavaScript, tiene un millón de decimales de pi establecidos como límite para que se pare. Pero se puede programar para que continúe ejecutándose ese cálculo en un tiempo ilimitado. Porque y esto es lo importante, a pesar de que no se pueda mostrar el resultado ya que no ha terminado de calcularlo, el programa de simulación puede estar simultáneamente activo. Por tanto, sería posible simular ese supuesto programa de la vida. En este otro artículo publicado en “El Tiempo” una página web de noticias: 

https://www.eltiempo.com/vida/ciencia/nuevo-record-mundial-para-el-numero-pi-en-el-dia-mundial-337710#:~:text=Aunque%20Pi%20es%20infinitamente%20largo,cualquier%20c%C3%ADrculo%20por%20su%20di%C3%A1metro.

Aclara para los más curiosos, que actualmente el desafío los infinitos decimales del número p consiste en la manera de almacenarlo y la memoria. 

[3] También mantiene que la vida no puede ser una simulación, que es real. Es un artículo que recomendamos leer, porque hace un breve e interesante repaso a la evolución del pensamiento del hombre sobre lo real y lo irreal. Está publicado en Xatak, una webedia de tecnología:

https://www.xataka.com/otros/como-saber-que-no-vivimos-simulacion-ordenador-que-podemos-saberlo-1

[4] Un acceso a la Realidad, 6, 59.

[5] El interés Humano, 134, 142.

[6] Hay que precisar que aunque sean explicaciones para determinar que la vida no es una simulación o irreal, su negación implica afirmar lo contrario, esto es, que la vida como la percibimos es real.

[7] Con estas consideraciones nos movemos en el ámbito mental. Aunque es posible percibir simultáneamente la verdad que deprende.

[8] Esta idea que compartimos se expone tanto en “Un acceso a la Realidad”, 9. Y también en “El interés Humano”, 125. 

[9] Aquí ya no estamos en el ámbito puramente mental, sino en el de la intuición donde de lo desconocido nos llega como una estela de luz a lo conocido.


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